La hermandad de la Santa Caridad de Marchena ha realizado acto de procesión por las calles céntricas de nuestro pueblo al mediodía de hoy, en un horizonte lleno de las primeras palmas del Domingo de Ramos, en contraste con la sobriedad de la procesión que rememora los entierros caritativos de siglos atrás y que por primera vez ha pasado por el callejón que lleva el nombre de Miguel Mañara, junto a la parroquia de San Sebastián.
Luminoso día para 'siniestra' celebración que rememora los tiempos desde el siglo XVII, cuando la hermandad a través del Hospital de la Caridad, ubicado en La Milagrosa, enterraba a los muertos que pululaban por las calles de manera digna.
De ahí vienen los orígenes de esta hermandad que hoy en día realiza obras caritativas como ayudas ante las catástrofes en colaboración con Cáritas y que ha partido desde el emblemático lugar para bajar la calle Santa Clara en el esplendoroso Domingo de Ramos, siendo las 13:30 horas.
Por calle San Pedro, el gentío que tomaba unos refrigerios después del calor de la agitada mañana precofrade, ha presenciado en un silencio sepulcral la marcha del cortejo de brazaletes azules con el corazón rojo, cirios negros y hombres de traje y corbata con el gesto completamente sobrio y bajo los sones de una fúnebre música de capilla. Parecía que fuera verdad.
Han doblado la esquina de los Cantillos y se han dirigido hacia San Sebastián, para ampliar en su recta final el recorrido, de modo que han girado a Obispo Salvador Barrera para abordar el callejón que da nombre a Miguel de Mañara, el Venerable fundador de la Orden y que colaboró estrechamente con la hermandad marchenera según consta en las actas y que además se encuentra en proceso de beatificación.
Por primera vez, desconocemos si en la historia, pero sí manifiestan los expertos que en muchos años, han pasado por allí los hermanos portando parihuela y dando lugar por tanto a esta imagen de gran repercusión para la hermandad por cuanto significado conlleva, pues Mañara fue una persona de enorme significación en la Caridad.
Palmas relucientes en esos cielos de Marchena de destellos relucientes y claridad infinita, han escoltado el paso de la calavera hacia San Sebastián, donde el cortejo y el párroco Ramírez Palacios entraban silenciosamente al templo en este nuevo preludio chocante de Domingo de Ramos.
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